miércoles, 11 de enero de 2012

The Artist: no hay peor enemigo que uno mismo

El sábado fui a ver la película The Artist. Me entusiasmó pese a que suelo ser reticente a todo aquello que fanatiza a la crítica y los medios de comunicación corean hasta el empalago.

The Artist es la conmovedora historia de un actor prisionero de su orgullo y de una muchacha que ve cumplidos sus sueños. Es una historia clásica de amor, de traición y de lealtad contada con tal sencillez y simpatía que el espectador queda atrapado en ella. The Artist huye de la artificiosidad que, a primera vista, podría sugerir el recurso al cine mudo. Todo lo contrario. El que se haya rodado como una película muda es un recurso narrativo que potencia el sentido de la historia. Por todo ello, y no porque sea muda, The Artist es brillante.

Confieso, además, que adoro el blanco y negro de las viejas películas.






El elenco de actores es magnífico. Cada uno de ellos ha conseguido imprimir a su personaje toda la fuerza que requiere dar vida a arquetipos. El cautivador prisionero de sí mismo George Valentin, la irresistible enamorada Peppy Miller, el leal Clifton o el traídor Al Zimmer forman parte de esa constelación de personajes que comparten su destino en los buenos cuentos.

Un cuento de amor, traición y lealtad.

Y, sobre todo, una buena historia acerca de que no hay peor enemigo que uno mismo.


2 comentarios:

  1. Lo malo del cine mudo es que los comedores de palomitas dan la nota.

    ResponderEliminar
  2. Tu post adquiere mas relevancia que nunca. Al parecer, no solo te parece buena a ti, sino que también es aplaudida y premiada por los jueces de "los Oscar"

    Ahora ya lo tengo claro, compraré una enorme bol de palomitas y crearé el ruido ambiente necesario. Jua jua jua.

    ResponderEliminar